un paréntesis

La Aventura de Viajar, de Javier ReverteHago un paréntesis en la lectura del libro de Anderson sobre la vida revolucionaria de Ernesto Guevara aprovechando un corto viaje que ha alterado bastante mi tranquila vida.

Encontré en una tienda de un aeropuerto el libro de Javier Reverte titulado La Aventura de Viajar (PLAZA & JANES EDITORES, S.A., Madrid, 2006). Ya leí El Sueño de África del mismo autor y pensé que esta recopilación de anécdotas de sus viajes sería interesante.

Es fácil de leer y en ocasiones relata momentos graciosos así que me ha aliviado algo de la espesura en que se acaba de meter Anderson al describir los avatares guerrilleros del "Che" y los hermanos Castro en Sierra Maestra. A fin de cuentas se trata de un recopilatorio de anécdotas acumuladas durante años de viajes.

Sin embargo echo de menos algo más de fondo. La reproducción de varias páginas del diario de viajes que redactaba en una de sus estancias en los campamentos de Frente Polisario, en Argel, me enfadó un poco. Da la sensación de que quiere rellenar páginas, aunque las imágenes que capta y las sensaciones que describe son hermosas.

Ha sido un bonito paréntesis pero, al igual que en su momento El Sueño de África, no me deja un largo sabor de boca. Comparto su tesis: cuando viajas sólo puedes captar el paisaje y a su gente si te implicas. Yo odio casi más a los viajes turísticos que a los museos o a los zoos (éstos muy en especial).

A medida que avanzaba me iba dando cuenta de lo alejado que estoy de mi ideal de soñador que fue T.E. Lawrence. Ya no soy el niño que, al igual que Javier Reverte, se portaba mal sin maldad en la escuela y que disfrutaba especialmente los días de excursión a la sierra madrileña o que se escapaba a deambular completamente solo. Ahí me identifico por completo con él. Rescato aquí la frase que el autor rescata de su amigo Manu Leguineche y que dice algo así como que quien viaja saca un sueño a pasear.

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