Paul Auster

La Trilogía de Nueva York
Es mi primer contacto con Paul Auster, el primer libro que leo. Hace no mucho leí la crítica de su última novela, Travels in the Scriptorium, y me llamó la atención. Me acerqué a la hora de comer a la librería más cercana a mi trabajo y compré tres de sus libros.

Estoy empezando a correr el riesgo de caer en aquéllo que denunciaba el protagonista de El Péndulo de Foucault, de Umberto Eco: comportarme como un turista que entra en un museo abotargado por la obviedad de lo escrito en la guía de visita sobre cada sala y cada obra de arte, no dejando espacio a la propia capacidad de análisis.

Digo ésto porque, terminada "The city of glass", me pica la curiosidad y acudo a Wikipedia para leer más acerca de Paul Auster y sobre esta novela. Ahí encuentro un análisis muy depurado sobre la razón por la que esta trilogía de novelas de misterio con detective incluido resultó novedosa mediados los años ochenta. El artículo habla de "meta-detective-fiction", "anti-detective fiction", "mysteries about mysteries", "metamystery", una "mezcla entre la historia detectivesca y el nouveau roman".

Es cierto. En "The city of glass" aparecen: Paul Auster el autor de la novela; "el autor" que narra los eventos en realidad; "Paul Auster el escritor", un personaje en la historia; "Paul Auster el detective", que puede existir, o no, en la novela; finalmente Daniel Quinn, el escritor que se convierte accidentalmente en detective y que "desciende a la locura". En conclusión, el postmodernismo de la obra reside en que "explora las distintas capas de la identidad y la realidad".

No sé muy bien a qué se refiere el artículo con "postmodernismo" pero yo me quedo con algunas citas que me resultan evocadoras:

"The world was outside of him, before him, and the speed with which it kept changing made it impossible for him to dwell on any one thing for very long. Motion was of the essence, the act of putting one foot in front of the other and allowing himself to follow the drift of his own body. By wandering aimlessly, all places became equal and it no longer mattered where he was. On his best walks, he was able to feel that he was nowhere. And this, finally, was all he ever asked of things: to be nowhere."


"Soon the people were surging around him. There were men and women, children and old people, teenagers and babies, rich people and poor people, black men and white women, white men and black women, Orientals and Arabs, men in brown and gray and blue and green, women in red and white and yellow and pink, children in sneakers, children in shoes, children in cowboy boots, fat people and thin people, tall people and short people, each one different from all the others, each one irreducibly himself."

Desde hace mucho tiempo, cuando paseo sin rumbo como hace el escritor-detective Quinn en el relato, observo a la gente a mi alrededor. Observo las caras, los gestos. La vulgaridad, el cansancio, el hastío, la felicidad... Y veo la misma singularidad en lo que parece una masa informe.

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