El primer libro que leí, hace no mucho, de Josep Plá fue Viaje en Autobús. No tomé notas entonces pero no descarto repasarlo y recuperar algunas finísimas descripciones del paisaje, las gentes y sus costumbres en la Cataluña rural de los años cincuenta.
Ahora, tras terminar Ligero de Equipaje de Gibson, y aún con la sensación de que no he reparado lo suficiente en la tragedia del poeta andaluz que fuera tragedia de un país entero, agarro lo primero que tengo en la estantería donde organizo libros pendientes de lectura. Sale Nocturno de Primavera de Josep Plá.
En él el autor retrata la pequeña sociedad de "una ciudad con ferias" catalana. Tono periodistico ante nada con descripciones de los personajes siempre certeras y muy cuidadas. Lamento ya desde el principio no estar leyéndolo en su catalán original.
A modo de cuadro de gran formato, como si estuviese pintando un paisaje, Plá repasa la vida cotidiana de una ciudad pequeñoburguesa con un trazo fino y ajustado en los detalles.
La subjetividad ruin de la vida local:
"En nuestro país, se trata más bien de no reflejar nunca la realidad de una manera precisa (...) hay mucha gente que aparenta tener lo que no tiene y hay una cantidad considerable que tiene mucho más de lo que aparenta. Esta manera de ser produce una situación sistemáticamente ficticia, impregnada de hipocresía que por la gran cantidad de tiempo que permance, ha convertido la verdad subjetiva, la verdad personal, es decir, la falsedad necesaria e indispensable, en la pura y simple verdad."
"... en la vida psíquica hay más contradicciones que en el funcionamiento mismo de los órganos. [El doctor Torrent] Se había preguntado muchas veces si la materia no tiende, al menos en apariencia, a una forma u otra de mecanismo racional y si el espíritu, por el contrario, tiende espontáneamente hacia la irracionalidad, el capricho y la arbitrariedad."
"... la tendencia a la ficción que tienen las apariencias de la vida."
El análisis de la estructura social y cómo se produce la movilidad social:
"... las poblaciones con feria de nuestro país, hoy de tipo comercial, poseen una ascendencia rural y, consecuentemente, todavía se palpa la sombra de la aristocracia de propiedad agraria. [...] En las poblaciones industriales estas raíces ya no tienen ninguna importancia."
"... todos los hombres adinerados de mi tiempo han sido unos enamorados de los negocios eléctricos. Esto ha implicado que ser electricista, un buen electricista, haya dado a a las personas señaladas con este don una cualificación incuestionable, una categoría social ascendente [...] que ha significado la entrada automática en la perqueña burguesía. [...] En las ciudades con feria, las dimensiones de los negocios son comarcales."
Los ritmos de la vida comarcal:
"... tener una denominación comarcal era algo realmente cómodo. Consiste en tener un día de trabajo intenso cada semana -el día de mercado- y pasar el resto de los días inmerso en una paradisíaca tranquilidad. [...] Por ello, el doctor Torrent solía decir que en estas localidades, el problema de las personas que viven del mercado, los tenderos que viven del mercado, consiste en tener una franca inclinación para la felicidad de tipo sedentario. Una disposición apta para funcionar durante seis días a la semana, cosa fácil de decir, pero no tan fácil de practicar si no se tiene una actitud especial para esta clase de existencia humana. [...] Es una especie de felicidad dominada por las formas más dulces de la somnolencia, alternada con la aparición del fragor del mercado. A los abogados, notarios, procuradores y, en general, al aparato oficial de estas localidades -a los propietarios, farmacéuticos, posaderos, veterinarios, etc.-, les ocurre lo mismo; tienen un día de mucho trabajo cada semana, un día de visitas y de consulta, es cuando se cena muy tarde, con una actividad que dura hasta las seis de la tarde y que algo más allá de esa hora, se inicia un periodo de calma que dura el resto de los días de la semana. A partir de esa hora, la calma cae lentamente, mientras se cuenta el dinero en el cajón. Durante los otros días de la semana flota sobre la localidad una atonía deliciosa: poca gente por las calles; los soniditos, los pequeños movimientos de la artesanía; el ir y venir metódico, a horas fijas, de la gente; la tendencia a convertir la vida en un proceso automático; los taxis (tronados, pero bien conservados) que esperan al cliente delante de los porches de la plaza; la animación momentánea de esos soportales, antes de cenar, el pasearse de la juventud triste y desasosegada; el tren que llega; el tren que parte; el autobús que llega; el autobús que parte; los viajantes que pasan; la sorpresa que produce ver una cara forastera al romper el proceso visual automático.
Estos días deberían dedicarse, teóricamente, a preparar la faena para el próximo trabajo; [...] Pero la misma calma hace que se proyecte sobre estas poblaciones un aire suavísimo de dolce far niente, de honorable y cívica vagancia.
[...] la vida anímica se concentra en la chismorrería: hablar de aquel o aquella, de aquel otro. No es una chismorrería excitada por la curiosidad desinteresada; es una chismorrería envidiosa, denigrante y maligna. Es una chismorrería comercial. Es imposible notar la prsencia de alguna fuerte pasión, pero todo el mundo tiene su pasioncita a ras de suelo, una forma u otra de pasioncita antisocial."
"... estos pueblos, ilusión, no dan ni mantienen ninguna. Son pueblos sin pasiones de pálpito importante, que han eliminado de su ámbito todo rastro de posibilidad que traspase el mero interés personal inmediato. [...] es la insondable psicología payesa; son payeses que se han vuelto comerciantes y se han convertido en coherentes por la práctica comercial. [...] Las ilusiones son una rémora, un estorbo negativo, innecesario, improductivo. Lo indispensable, la primera virtud humana, es la vitalidad personal. Estar vivo, cada día más vivo, estar vivito y coleando, éste es el ideal universal. El motor de la vida de estos pueblos no es una forma u otra de ilusión; una forma u otra de vitalidad. Su meollo es un meollo de vitalidad excitada, fabulosamente excitada por la vagancia."
"[La vagancia] es un estado que arrastra el ánimo y la voluntad. Todas las ilusiones naufragan [...] La vida deja de tener la menor utilidad, la más vaga motivación, es la nada aboslutamente asegurada, la nada curbierta por el aburrimiento más espeso y más vasto. Las últimas facultades de observación y de relfexión de estas piltrafas locales las conviertesn en lenguas viperinas, en inadaptados sistemáticos, en unos delirantes de la más agria mordacidad."
Y como ejemplo de adaptación están los tenderos, que...
"... trabajan poco, pero siempre hacen alguna cosa. Y tienen, sobre todo, una esperanza, una esperanza permanente."
"... una de las diferencias más perceptibles entre una población pequeña, de payés, y una población con feria es que en esta última el sentido del ridículo actúa con toda la complejidad de este mecanismo anímico y con un brío considerable."
El papel del médico local (en la novela el autor utiliza al doctor Torrent como medio para observar y analizar las peculiaridades de la sociedad en que vive):
"En las poblaciones con feria, como corresponde a los ambientes que tienen una prosperidad relativa, situada prácticamente al margen de las contingencias habituales, siempre hay flotando una curiosidad por la muerte, por las enfermedades, los accidentes y las desgracias de toda índole que afligen a la humanidad. [...] hay un gran número de personas que parecen complacerse sólo hablando de las desgracias propias o ajenas. [Es] la frivolidad dolorosa. [...] toda persona que posee la suerte de gozar de salud y que tiene la desgracia de caer en uno de estos ambientes dedicados al chismorreo de las desgracias acaba volviéndose un enfermo imaginario, no sólo porque entra en una especie de cofradía doliente, acceso que asegura entrar en el sistema de los lamentos de todas las casas y de casi todos los vecinos.
"... parece que los médicos han heredado el papel que algún día ejercieron los curas. Quizás en el único aspecto en que las aspiraciones humanas son absolutamente igualitarias es delante de un médico. [...] ahora que los médicos pueden curar, gracias a los investigadores, unas cuantas enfermedades, se habla más de ellos que en cualquier otro momento. Pero el hecho de hablar tanto de ellos demostraba, quizá, que el número de enfermos y de enfermedades era tambkén más grande que en cualquier otro momento. Ante una realidad semejante (el doctor Torrent) sólo veía un modo de eliminar la frivolidad mórbida que en estas poblaciones es tan difusa: que el médico llegue a proporcionar una ilusión de compañía, una ilusión de cordial interés. Los médicos tienden a burocratizarse, a enfriarse, y esto ha hecho aumentar considerablemente el chismorreo mórbido."
Por supuesto, la administración del poder:
"En estos pueblos, los cargos públicos no dan ninguna satisfacción a las personas que los ostentan, a la vanidad de estas personas, porque la gente no se interesa y, puestos a tener algún interés personal concreto para ocuparlos, no suscitan la menor curiosidad ni el más mínimo movimiento. La administración real, por otro lado, está en manos de los secretarios, que suelen ser afinados y escurridizos, los cuales hacen y deshacen discrecionalmente. No se han de molestar e ntransportar la vara, porque siempre hay un iluso que les hace ese trabajo.
En las poblaciones con feria, sin embargo, la situación es muy diferente. Los problemas de vanidad están muy vivos. Los de ambición aún más. [...] Lo importante -y de aquí proviene la eficacia de la administración- es llevar un control bien organizado de los carros que entran al mercado y de los elementos que realizan las transacciones."
"En estas poblaciones, se produce cierta condensación de lo que se llama aparato oficial, porque las poblaciones con feria suelen ser cabezas de comarca y cabezas de distrito y, dentro de sus muros, se concentra una curia judicial, el fiscal, el regristro, las notarías, la dirección general del orden público, sin contar con la represeión del contrabando, naturalmente, etc. [...] siempre aparece una treintena de personas que devengan por razón de escalafón, tanto si llueve, como si hace sol o si nieva. Entre estos elementos se producen los inevitables conflictos de jurisdicción, las naturales fricciones temperamentales, las naturalísimas fricciones temperamentales, las correspondientes incompatibilidades personales [...]"
En fin, la importancia de la tradición:
"En las poblaciones con feria hay un peso de tradicionalismo mecánico, avivado por el bienestar que reina, que las hace reacias a las modificaciones que el tiempo empuja."
"Cuanto más arcaico es un payés, cuanto más claras son las raíces payesas de una persona, más sensible es al cambio, más susceptible es a los efectos de la novedad. Los payeses jamás suelen provocar los cambios; pero cuando el cambio se ha producido, se entregan sin dudarlo. Para el único estamento, quizá, que la palabra progreso tiene un auténtico sentido y real es para el estamento payés. La tradición no les interesa, porque la tradición es el mantenimiento de la esclavitud."
"En las poblaciones como Vilaplana la vida de los establecimientos y de los profesionales está basada en dame y te daré. La importancia del hombre empieza cuando se convierte en cliente. [...] Es la selección natural corregida por el sentimentalismo productivo. [...] Se equivocaría el que creyese que nuestro comercio está regido por el puro individualismo. El individualismo, en el país, se termina en los payeses. El comercio está regido, como el ajedrez, por combinaciones deliberadas y frías."
[La educación]
"muy generalizada en la burguesía del país, basada en el hecho de no haber encontrado en la vida otras satisfacciones que las que puede ofrecer el propio negocio- y en el pronóstico de que buscar otras es peligroso para la marcha del negocio mismo. Es una manera de ver las cosas que tiene raíces profundas, ancestrales, formadas por una pobreza inicial de larga duración y por una avaricia posterior originada por el esfuerzo heorico que se ha tenido que hacer para salir de la miseria. La avaricia es una pasión incompatible con otras pasiones, de una sola cara, monográfica."
Para esta misma sociedad regida por la pequeña burguesía resultado del ascenso social de la clase trabajadora el amor carece del sentido romántico que todos creemos conocer:
"Basar el amor en la pura inconcreción, en la proclamación de simples deseos y vagas esperanzas, por más rutilante que sea el léxico, por más dramáticos que sean los silencios interpolados en el diálogo, es una pura falacia, una ilusión sin futuro de ninguna clase. El amor se ha de demostrar en la práctica, bajo la luz familiar."
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