En la Biblioteca también tengo una televisión y de vez en cuando me animo a ver alguna película que me llama la atención.
En este caso ha sido esta "búsqueda de la felicidad" en la que Will Smith me convence de que es un actor de verdad.
La historia es fascinante y el modo de contarla aún más. Uno se siente arrastrado por la tragedia personal de este hombre que, con voz en "off", reflexiona a posteriori sobre una etapa especialmente difícil de su vida con el marco de las palabras Life, liberty, and the pursuit of happiness que figura en la Declaración de la Independencia de Estados Unidos y que son considerados como "derechos inalienables" del ser humano. Thomas Jefferson las incluyó en la Declaración y el protagonista de la película (Chris Gardner en la vida real) lucha por alcanzar su sueño de ofrecer una vida mejor para su hijo.
En un momento dado la voz en "off" se pregunta porqué Jefferson no incluyó "felicidad" sino la "búsqueda" de la felicidad y llega a la conclusión de que es como si supiera que el ser humano no puede alcanzarla nunca.
No cabe duda de que la película puede ser vista como otra "americanada" más en tanto que quiere engrandecer el sistema estadounidense lanzando el mensaje de que querer es poder y que sólo en ese país puede darse una historia así porque lo único realmente sagrado es la libertad individual. Al hilo de ésto me tropiezo con un artículo en El País sobre el libro Don't Think of an Elephant: Know Your Values and Frame the Debate de George Lakoff (http://www.elpais.com/articulo/ensayo/marco/imbecil/elpepuculbab/20070721elpbabens_2/Tes).
En él su autor nos explica la tesis de Lakoff sobre el modo de hacer política actualmente no ya en Estados Unidos sino en Europa y cuyo primer efecto colateral es
[...] una inmensa sombra se extiende sobre el sistema educativo de un país en el cual es preciso llegar a ser catedrático de ciencia cognitiva en Berkeley para darse cuenta de semejante simpleza.La película, sin embargo, está muy bien hecha y la historia es conmovedora. De momento me quedo con éso, con que al menos me he sumergido en una historia que me ha contado algo. Seguramente me compraré el libro y desbarataré mi precario plan de lecturas una vez más.
[...] piensen que en Europa estamos reformando nuestras universidades según el modelo estadounidense para evitar el defecto que los expertos han detectado en ellas: la sobrecualificación, y que en unos pocos años nos habremos descualificado lo suficiente como para tener catedráticos de ciencia cognitiva peritos en marquetería que asesorarán a los líderes políticos acerca del modelo de familia unida en el cual hay que convertir el Estado (ya contamos con una bonita disputa de valores e identidades), que las fundaciones de los partidos -transformadas en carros blindados contra cualquier pensamiento- reducirán la condición intelectual a la de busto parlante (no sé si les han llegado a ustedes los comentarios de cierto programa de televisión en el cual se exige a los hombres públicos que se dejen de política y que hablen de las cosas básicas de la vida, me temo que del decálogo filosófico del partido de papi y del de mami) y que será difícil distinguir un best seller de una explicación científica.
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