emoción

Empiezo a leer el texto impreso inédito de Los Corderos de Dios que ha escrito un buen amigo mío.

Dejó su trabajo en Madrid para iniciar una nueva etapa en Barcelona junto a una nueva compañera. Deliciosa pareja a la búsqueda de un sueño. Allí encontró la serenidad necesaria para dedicarse por completo a escribir y en apenas un año produjo tres novelas. Era, según decía entonces, un periodo de espera antes de lanzarse a por una nueva etapa de su vida.

La aventura japonesa
Intuí entonces que romper por completo con su realidad e iniciar una nueva vida desde cero al otro lado del planeta incluía a los amigos. En algún momento a lo largo de nuestras conversaciones de los meses previos a su marcha sentí que partía a la búsqueda de un "Nuevo Mundo" quemando sus naves para no volver. Quizás exageré y su intención no pasaba de la lógica que tan bien canta Dolores Keane en Caledonia:

[...] well I have moved
and I've kept on moving
proved the points
that I needed proving
I've lost the friends
that I needed losing
found others on the way [...]
Ahora descansa tras un ajetreado viaje y busca ese nuevo horizonte en otra parte. Ha vuelto a encontrar la calma para terminar una cuarta novela y un libro de poesías.

Mientras leo las primeras páginas de Los Corderos de Dios tan sólo espero ser uno de los amigos que "necesita" mantener.

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