Las Mudas

No puedo contener mi impaciencia. Apenas termino Los Corderos de Dios y aún con Ligero de Equipaje a medio leer, imprimo el segundo libro de mi buen amigo: Las Mudas.

Su autor me ha confirmado que lo editarán y que muy pronto estará disponible en Amazon.com, sin embargo yo no puedo contenerme y comienzo a leer.

Desde el principio se muestra una narración mucho más madura. Los personajes están mejor dibujados y la narración resulta más fluida.

Lo primero es el reto: dibujar a cuatro mujeres cuyas vidas dispares se cruzan en un momento en el que el sacrificio de la madre por los hijos, o a causa de los hijos, las une.

No hay tantas reflexiones deshilvanadas como en la novela anterior. Los personajes se desenvuelven como pueden sacando a relucir sus opiniones sobre las diferencias de género en el trance de tener familia en nuestra sociedad urbana. Es un libro mucho más intenso en el que pocas cosas desentonan y gracias al cual uno se adentra en la tortuosidad de un problema que todos tenemos que enfrentar tarde o temprano: la familia tradicional y el rol de hombres y mujeres en la sociedad.
El autor ataca un problema clave. Vivimos en una sociedad cuyos valores y cultura no corresponden con los tradicionales que dan vida a la familia o, como mínimo, al hecho de tener hijos.

"Mucha gente tiene hijos para matar el silencio de un matrimonio podrido... y te conviertes en más esclava que nunca. Y al fin te das cuenta que tu chico nunca te quería de todas formas, no como tú le querías a él, entonces sigues atrapada en una relación que no tiene sentido pero no tienes el coraje para romperla definitivamente. Y la última cosa que pierdes de ese amor no correspondido es el sentido de dolor menguante porque esa persona no te quería. Quizá sea esa la pérdida más triste de todas, cuando el dolor por fin se convierte en una presencia entumecida en el corazón."

Aunque la protagonista tenga que acabar rompiendo con el tejido que sus convicciones han ido tejiendo a lo largo de años de secreto y declara:


"... no me digáis que tener hijos [...] no es lo más grande que puede hacer una persona, porque decidme a mí, ¿si no es el amor más grande que existe, por qué perder a un hijo es el dolor más grande que hay en esta vida?"

A mí sus personajes femeninos y el afán de describir su personalidad con la precisión de pinceladas curvas me recuerdan a Almudena Grandes y su Los vientos difíciles.

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