"palabra esencial en el tiempo"

Antonio Machado en una imagen que me recuerda a mis libros de literatura del colegioAntonio Machado es, antes que otra cosa, un filósofo. En una en una nota autobiográfica que envía a Juan Ramón Jiménez para cierta publicación, en 1913, el poeta se autodefine del siguiente modo:

"Soy más autoinspectivo que observador y comprendo la injusticia de señalar en el vecino lo que noto en mí mismo. Mi pensamiento está generalmente ocupado por lo que llama Kant conflictos de las ideas trascendentales y busco en la poesía un alivio a esta ingrata faena. En el fondo soy un creyente en una realidad espiritual opuesta al mundo sensible."

Gibson lo aclara mucho más adelante:
[...] según la [obsesiva tesis machadiana] la imagen poética no debe estar al servicio de conceptos, de ideas, sino expresar y transmitir la emoción de lo hondamente sentido o intuido, en primer lugar la conciencia del tiempo que fluye inexorable, y que todo lo va arrastrando y cambiando a su paso. [...] la poesía no tiene nada que ver con los juegos del ingenio. Es, al contrario, palabra sencilla, cordial, "palabra esencial en el tiempo".

En la obra de Antonio Machado una constante es:
... la conciencia del tiempo que corre presuroso; una honda inquietud ante el porvenir...

[...] vivimos inmersos en el tiempo, en el cambio constante e inevitable, y la vida no es más que un interminable ir caminando hacia la muerte (muerte que, en el caso del cristiano, si anda con rectitud, puede conducir a la vida eterna). La postura permanente de Machado ante el hecho de la mortalidad será de resignación estoica.

La amargura del amor no conocido o disfrutado a tiempo, o conocido y perdido en la lejana infancia, será tema constante de los poemas de Antonio Machado.

Hacia 1904 Machado, va saliendo de su "ensimismamiento" y mostrará un "afán de relación cordial con el otro" que caracterizará su obra en adelante:

"Hay que bucear en el alma propia para poder comunicarse con el alma de los demás.

[...] bajo la tutela intelectual y moral de Unamuno, está empeñado en superar el solipsismo, la introspección, que ha caracterizado su poesía hasta el momento. [...] caminar es el destino del hombre [...], pero ahora añade que es mejor hacerlo sin volver la vista atrás. [...] Machado ya entiende que hay que vivir en el presente, en contacto dinámico con la realidad circundante.

Ya viviendo en Soria, a partir de 1907, encontramos que...
... si en Proust experiencias como la de la magdalena son fuente de consuelo, al demostrar que en realidad el tiempo pasado no está perdido, sino dentro de nosotros, en este poema (se refiere al XLIX) la súbita visita de la amada sólo sirve para incrementar el dolor de haberla, precisamente, perdido para siempre. Tema machadiano recurrente.

¿Cómo resolver el problema del caminar hacia la muerte aceptando estoicamente el destino del hombre?
El "esencial problema vital de Antonio Machado", según Geoffrey Ribbans, es el del hombre "sin fe definida, pero de aspiraciones infinitas, que busca una razón de ser -Dios- sin dar nunca con ella".

Según Ribbons, Dios para Machado: "indica tan sólo una aspiración religiosa, no una firme creencia".

¿Qué hay de los sueños? Los sueños, que expresan lo que nos aconteció en el pasado, ¿se perderán?

[...] otra angustia (es) la de no saber si, cuando llegue la muerte, se perderá para siempre el mundo de los sueños, depósito del pasado que sirve como único consuelo, y a veces ni éso, del poeta en su caminar solitario y amargo por la vida.

[...] en Soledades. Galerías. Otros poemas [realiza] una declaración contundente acerca de los sueños (...) diciendo que, "De toda la memoria sólo vale/el don preclaro de evocar los sueños" (LXXXIX). Era un "don" que poseía él mismo y que valoraba en toda su importancia. (En esto, y a través de su "fragmento de pesadilla", Machado) se anticipa al surrealismo, tan en deuda con Freud, y a Joyce. Y, notablemente, a El Proceso de Kafka (1925).

[Mahado] insiste en que su propia pretensión era conseguir una poesía más íntima que expresara "una honda palpitación del espíritu; lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con voz propia, en respuesta animada al contacto del mundo".

El Cancionero apócrifo. Abel Martín, va a sorprender mucho a quienes desconocen al Machado aficionado a la filosofía.

Mas busca en tu espejo al otro,
al otro que va contigo. (CLXI, IV)

[...] El Narciso para quien los ojos de la amada sólo son un espejo en que verse a sí mismo no podrá nunca conocer el amor como lo entiende Martín. Porque el amor, el amor maduro, es reconocer la absoluta "otredad" de la persona amada. [...] Llámese como se llame, la sed de lo otro, la sed de amor, es definitoria del ser humano. (...) según la teoría de Martín, la amada está prefigurada en la mente del amante antes de aparecer. De modo que, cuando lo hace, la reconoce enseguida.

Machado resuelve la angustia del hombre al no hallar la divinidad hacia la que aspira por naturaleza identificándola con el amor. No el amor abstracto sino al amor siempre encarnado por la amada.

En su Juan de Mañara, obra teatral que recupera a Don Juan encontramos la encarnación de...

... la convicción de Antonio según la cual lo esencial del cristianismo es amar al prójimo, pero de manera desinteresada, no con la abyecta finalidad de ganar el cielo y así librarse del castigo divino.

[para Antonio Machado] el pasado lejano, a veces recuperado momentáneamente en sueños, es uno de los motores de su obra más auténtica. [...]

Mas si un igual destino
aguarda al soñador y al vigilante,
a quien trazó caminos,
y a quien siguió caminos, jadeante,
al fin, sólo es creación tu pura nada,
tu sombra de gigante,
el divino cegar de tu mirada. (Muerte de Abel Martín, IV)

A modo de aclaración Gibson nos explica que:

"Justina Ruiz de Conde consideraba que Machado, después de publicar sus Nuevas canciones, había llegado a la convicción de que no podía seguir por más tiempo en su arraigado "ensimismamiento", y que la creación de un alter ego a través del cual expresar y proyectar sus preocupaciones íntimas y elucubraciones filosóficas, así como un renovado contacto con el teatro, le ayudarían a ir superando su retraimiento social, el callejón de incomunicación en que se encontraba, y a distanciarse de sí mismo.

Todo poeta -dice Juan de Mairena- supone una metafísica; acaso cada poema debiera tener la suya -implícita, claro está, nunca explícita-, y el poeta tiene el deber de exponerla, por separado, en conceptos claros. La posibilidad de hacerlo distingue al verdadero poeta del mero señorito que compone versos. [...] La creación de Juan de Mairena va a suponer parala vida y obra de Machado un considerable cambio de dirección. Acompaña ahora al poeta un alter ego quien, como el personaje de ficción que es, va a ser capaz de seguir creciendo a su lado.

... la esencia del ser humano reside en el deseo de superar las limitaciones del "yo" para poder abrirse al "tú", al "otro".

Creo que Gibson se queda corto en este análisis sobre el pensamiento. Creo que sigue fielmente a estudiosos anteriores tal y como hago yo en estas notas. Para mí, sin embargo, esta aproximación a la vida y la obra de Antonio Machado es reveladora.

La explicación de los últimos años de destierro y, especialmente, de su muerte en Colliure (Francia), resulta impactante. Es comprensible que otros juzgasen al poeta como ensimismado en sus elucubraciones y por completo ajeno a la realidad práctica en una coyuntura de guerra civil como la que se vivió en España entre 1936 y 1939. Gibson no deja lugar a dudas y defiende de modo excelente a un pensador que iba agotándose junto a la República española.

Preguntado su hermano José Machado sobre sus "propósitos, sentimientos y pensamientos" de su hermano tras su muerte nos cuenta que:

"Como poeta fue uno de ellos durante toda su vida conservar en el fondo de la conciencia la clara visión de la infancia. Pensaba que conseguir este ideal era casi el milagro, ya que, para él, era el hombre una degeneración del niño, que se alejaba cada vez más como un río de la fuente de su origen."

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